Lo primero es el sonido de unos pasos aplastando la gravilla.
Las palomas levantan el vuelo con un aleteo nervioso y entonces la veo. Está
ahí, frente al banco, mirándome… Su boca es un corazón de carmín tembloroso.
Sus ojos dos soles dorados bajo los párpados sombreados de azul. No me choca. Ríe.
Intento tocarla pero corre hacia el sendero perseguida por su risa infantil. Desaparece
tras los setos llevándose con ella la luz, los sonidos. Siento mi respiración
contenida, la boca reseca… El deseo que lacera mi cuerpo me empuja, sin remedio,
tras su estela.
Otra vez el mismo sueño. Emerjo a la superficie boqueando
como un pez, me ahogo. El despertar es un sobresalto improviso, la certeza de
una amenaza inminente. Tanteo en el vacío, en la ausencia de mi memoria hasta
que el dolor, soterrado, aflora de golpe, se agiganta, me aplasta en la
oscuridad.
No puedo volver a dormir. A través del cristal sigo el viaje
de la luna hasta que desaparece con las primeras luces del alba.
— ¿Cómo estás?— dice mi madre asomando la cabeza en la
habitación— ¿Pasó el dolor?
Me revuelvo en la cama. Aún espeso, balbuceo algo.
—Tengo que irme. Recuerda, tienes que pasar por el juzgado a
las 11 y luego la visita con el Doctor Mendes. Sal un poco, no te quedes aquí
encerrado…
Antes de salir, preparo la inyección: Fluoxetina,
Criptolerina y Leuprolerina. El enjambre de ahí abajo se aplaca.
—Deberías conocer a alguien— me dice mi madre más tarde, durante
el almuerzo—Eres un buen chico, necesitas una mujer que te comprenda.
Sus ojos cansados me escudriñan…
—Dame tiempo, mamá, solo tiempo.
A ratos creo que puedo dominarlo, que me voy a curar, pero
cuando se acerca la hora algo en mí se desborda, la razón se me nubla. Corro
por las calles a su encuentro como una sombra anhelando la luz rutilante de su
existencia.
En el banco de siempre el grupo de los chicos se ríen
envueltos en el olor dulzón, nauseabundo, de la marihuana. Dos más allá, la
madre está perdida en la pantalla de su móvil.
Un espasmo intenso me aprieta las entrañas cuando la veo
balanceándose en el columpio. La observo sentado en la distancia. Puedo sentir
el aire que desplaza el balancín; el
chirrido oxidado del rozar de las cadenas. Mueve las piernas, se impulsa con
fuerza, me mira... Su boca dibuja una sonrisa dulce, algodón de azúcar.
Resisto. Mis manos aferran
la madera rugosa del banco como una garra, los nudillos blancos.
Me lanzo hacía ella cuando la veo caer y la ayudo a
levantarse del suelo. Tiene los ojos
brillantes, pero sé que no va a llorar. Le limpio de arena los labios y la nariz y
empiezo a retirarle con los dedos las gravillas clavadas en la piel. Una oleada
caliente me invade. Un ligero arañazo, gotas de sangre manchan la pelusa rubia
de sus piernas. Hace falta un esfuerzo de voluntad para no hacer cosas, para no
dejarme ir.
—Caroline, ¿estás bien?
La presencia de la madre deshace la burbuja.
—No ha sido nada—le digo — ¿Verdad, pequeña? Eres una niña
muy valiente.
Ella me mira. Sé que lo sabe.
— ¡Gracias, señor!— me dice. Deja un beso húmedo en mi
mejilla y corre hacia su madre.
¡Dios mío! Acaricio
con un dedo la huella de ese beso. Nunca he tenido una relación tan estrecha
con una criatura.
De vuelta a casa lloro sin pudor, de dolor y de alivio, a lo
largo de las calles tortuosas.
Sé que durante la noche
la obsesión crecerá hasta asfixiarme, hasta morir y renacer en el sueño.
Hola, Conrad. Una historia durísima pero tan bien contada que logras meternos en la piel del personaje. Mucha suerte en el Tintero.
ResponderEliminarGracias, Marta. Si que es duro, si. Pretendía darle la vuelta y que el lector pudiera llegar a empatizar con el personaje.
ResponderEliminar¡Hola Conrad! Creo que es la primera vez que visito tu blog. He venido desde el tintero de oro. Me gusta mucho tu relato pero tengo un problema con una imagen gigantesca que cubre una pequeña porción del texto e impide leer bien. Pese a todo creo que he podido entender lo que cubría la foto. El texto está muy bien escrito y narrado, tocas con mucho tacto un tema difícil. Espero que tengas suerte en el concurso, el nivel está altísimo. ¡Un saludo! ; )
ResponderEliminarHola, Conrad: Es un relato fuerte, con una temática actual y dolorosa y un enfoque muy original . Muestras al odiado delincuente como un enfermo que sufre con su obsesión lucha por controlarse; un tipo que tiene una mamá que se preocupa por él. Y logras suavizar su avance con un gesto atento hacia la criatura, y su respuesta inocente. Por cierto, me sigue "atravesando"esta horrible realidad, aunque aparezca poetizada y se limite a las impresiones del protagonista. Buena escritura.
ResponderEliminarHola, Contad. El relato me ha encantado, aunque no sé si es problema de mi pantalla pero parece como si el texto quedara cortado justo antes de la imagen, tras "una sombra anhelando la luz" y antes de "No ha sido nada". ¿Es así? Muchas gracias y suerte en el Tintero de Oro.
ResponderEliminarHola, Josep Mª
EliminarPues no sé que contestarte. En mi ordenador aparece el texto tal cual lo escribí. Tengo otro blog: Relatos fantasma. Conradcrad.com Igual ahí
lo ves diferente. Muchas gracias, Josep Mª.
Un saludo.
Una historia muy bien escrita con un puñado de imágenes originales e impactantes sobre un tema escabroso que abordas con descarnada sutileza. Suerte en El Tintero. Saludos, Conrad.
ResponderEliminarHola, Novelesco
ResponderEliminarEstas en tu casa. Me dejas un poco intrigado con "esa imagen gigantesca que cubre una pequeña porción del texto e impide leer bien". Me encantaría saber a que te refieres. Puede que haya algo que no he sabido contar de manera clara, o puede que sea necesario algún tipo de aclaración. Me encantaría que me lo aclararas.
Gracias por tu comentario.
Un saludo
¡Hola Conrad! Pues ahora no está ese problema, quizá era que cuando te leí, por lo que fuera, el navegador no cargaba bien la página. Me salía una imagen gigantesca —del ancho de la pantalla—cubriendo una porción de texto. Pero ya está, tranquilo, en ocasiones pasa con las webs. ¡Un saludo!
EliminarHola, Beba
ResponderEliminarQuería, sobre todo, reflejar la lucha interior que mantiene consigo mismo. Todos, en diferente medida, nos hemos tenido que enfrentar a nuestros propios demonios. El alma humana es muy compleja, capaz de lo mejor y de lo peor y me apetecía hurgar un poco en ese hueso. Paso a verte pronto.
Un abrazo
Hola, Paco López Castelao
ResponderEliminarGracias por comentar. Un placer tu visita. Saludos.
¡Ufff! Difícil, difícil tema has escogido. Estilísticamente hablando es un texto muy bien escrito, pulcro, directo y con unas imágenes bastante bien elaboradas. Como escritor te has planteado un reto muy complicado y es de alabar: hacer que el lector empatice con un pederasta. A mí, personalmente me cuesta (pero es un tema mío personal). Sí que empatizo algo con el enfermo mental que subyace bajo este personaje tuyo y que describes muy bien. Sobre todo me mueve el ciego amor maternal que se ve muy bien en tu relato.
ResponderEliminarHola, Sara Nieto
ResponderEliminarGracias por tu generoso comentario. Me alegro haber conseguido que empatices, aunque sea un poquito, con el personaje. Un saludo.
Hola Conrad
ResponderEliminarUn relato bien escrito que te mantiene en tensión y te atrapa por las imágenes visuales y lo complejo de los pensamientos. Tratas el tema con cuidado y presentando una parte "dulce" de la situación. El final me ha encantado, es lo que imagino deseábamos todos!!
Un saludo y suerte en el tintero
Qué bien contado, que escalofrío he sentido cuando he terminado de leer tu relato. Me gusto mucho! suerte en el tintero!
ResponderEliminarGracias YessyKan. Suerte para ti también
ResponderEliminarEs un tema complejo, demuestras valentía al enfrentarte a él. El relato huye de posiciones maniqueas y evita hacer juicios de valor, simplemente muestra el interior del personaje y su lucha interna, y enseña su entorno que no deja de parecerse al de cualquiera. En todo el relato está presente la idea de la niña como figura idealizada, sin llegar a traspasar nunca esa línea roja que hubiera roto la empatía con el personaje. Escrito de manera impecable, se adivina un autor con tablas. Un placer haber conocido tu blog. Mucha suerte en el Tintero.
ResponderEliminarHola Conrad, participamos en el Tintero de David, me ha gustado el descubrimiento de tus letras. Me ha llamado la atención la estructura y ese comienzo del relato. Esos párrafos como pensamientos que saltan en el tiempo, algunos de deseo, otros de enfermedad convertida en sueño ( sobresaltos, amenaza, dolor) solo calmada con antidepresivos y reprimidos hormonales. El narrador deja caer ese juzgado que debe visitar, pero lo deja ahí, como lectora me hubiera gustado saber más. No es un tema que atrape la pederastia, a mí en particular, pero la narrativa me ha hecho leerlo dos veces. Me ha gustado.
ResponderEliminarHola, Emerencia
ResponderEliminarEl relato, en principio, partía de un reto de 600 palabras, con lo cual he estado un poco encorsetado a la hora de desarrollarlo. Tal vez más adelante le de algunas vueltas. Me alegra que te haya gustado.
Un saludo
Gracias, Conrad, por participar con este relato en EL TINTERO DE ORO. Un abrazo y suerte!!
ResponderEliminarConrad ha dibujado un perfil de pederasta que da miedo. Muy bien escrito donde según leo me doy cuenta de lo que dice en esa frase donde se prepara una inyección.¡Suerte en el tintero! Un abrazo.
ResponderEliminarGracias, Mamen
EliminarTe debo una visita.
¡"Qué raro Conrad! ¿Por qué no sale mi comentario a tu historia y tus respuestas? Serán los espíritus ;) Bueeeno, sea como sea, ya te dije que tu relato me gustó mucho, que el clima onírico le presta algo de ensoñación, (auqnue puestos a ser valiente estaría bien prescindir de lo soñado), y que me parece estupendo que cuentes la historia desde la boca del "atormentado". Sin falsos moralismo, con dolor y víscera. Así se escribe amigo Conrad. Buen trabajo compañero.
ResponderEliminar¡Bienvenido a Tintero!
Hola, Isabel
EliminarMe dejaste el comentario en el blog de WordPress. Ya te respondí allí que había habilitado este para facilitar los comentarios. Bueno, ahora ya está todo OK. Le estoy dando vueltas a lo del sueño. A mi me gusta, me parece que abre y cierra el círculo.
Un placer siempre, Isabel
Es importante que al autor le guste lo que hace, al fin es el dueño de su criatura. Y es cierto que como ciclo narrativo funciona lo del sueño.
ResponderEliminar¡Qué lío me hago con tus blogs! Soy muy torpe para estos menesteres.
Un abrazo de los grandes Conrad.
¿Una enfermedad ese deseo perverso?
ResponderEliminar¿Un vicio, una obsesión?
Un tema duro a tratar y difícil de narrar. Tú lo hiciste con sensibilidad y desde un punto de vista muy arriesgado.
Abrazos.
Admirable tu habilidad literaria, Conrad. En el desarrollo escénico, el encuentro de los dos tras la caída de la niña es de un detallismo y delicadeza que contrasta con la frase que le sigue: "Hace falta un esfuerzo de voluntad para no hacer cosas, para no dejarme ir." Ahí lo vemos partido en dos. Te conmueve. Cuando después llora sin pudor de dolor y alivio a la vez que sabe la noche que le espera... ¿Qué te puedo decir?
ResponderEliminar¡Felicidades, Conrad!
Muy bien escrito.Un tema duro.Deseando que la niña se escape de ese peligro.Saludos
ResponderEliminarHola Conrad, tal como te han comentado, hay una imagen que oculta parte del texto. Lo he leído completo en tu otro blog. Es un relato duro, la lucha contra uno mismo, sus obsesiones, su deleznable deseo , haciéndonos empatizar con alguien tan detestable como un pederasta. El contraste de la imagen dulce de la niña balanceándose en un columpio, inocente, y el demonio interior del protagonista que lucha por emerger. Muy bien escrito. Saludos y suerte en el Tintero.
ResponderEliminarHola Conrad, vas dejando pistas acerca de lo que perturba al sujeto pero no es hasta el final que nos damos cuenta de quien se trata. Eso hace que podamos meternos en su piel a través de esas imágenes tan potentes que has creado e incluso sentir lástima de el. Un texto muy logrado. Me ha encantado! Suerte en el tintero!
ResponderEliminarComplicada situación, pero bien llevada. Tu relato me sorprendió gratamente en los compulsivos. Ponerse en según que piel y describirlo como tú lo haces no es fácil.
ResponderEliminarMe ha gustado y mucho.
Un abrazo
¡Qué relato más duro! Los impulsos y los rincones de la mente son traicioneros. Mucha suerte en el Tintero. Un saludo.
ResponderEliminarYa te habia leido para el concurso. Y otra vez me sorprendo por la maestria con que has escrito esta historia que es tan delicada por los sentimientos de rechazo que despierta
ResponderEliminarhacia el protagonista.
Un abrazo